En el marco de la Volvo Ocean Race 2008, Alicante recibió a Bryan Adams el pasado 4 de octubre. Un recuento de sus éxitos, solos de guitarra junto a los mágicos dedos de Keith, y hasta un dueto con una de las asistentes formaron parte de su repertorio
11 es el título de su último CD y, precisamente, fueron 11 las ciudades europeas que lo recibieron en su más reciente gira mundial. Alicante fue una de ellas y, la verdad, para mí resultó una experiencia increíble, a pesar de que los fanáticos que han visto a Bryan Adams en más de una oportunidad han dicho que ésta no cuenta entre sus mejores presentaciones.
Resulta difícil encontrar cantantes que hayan mantenido su vigencia durante varias décadas y sigan siendo tan sencillos dentro y fuera de los escenarios, pero Bryan cuenta dentro de esas raras excepciones. Vestido con un jean oscuro y una camisa negra, y saludando con su característica voz grave en un español primitivo pero simpático, el canadiense no hizo esperar mucho a la audiencia, que -para mi sorpresa- fue realmente modesta a pesar del solidario costo de las entradas: 80 euros (252 Bs.F.) para VIP y sólo 40 (126 Bs.F.) en el área general.
Unos minutos luego de las 10 dio inicio al concierto, que se extendió casi hasta la media noche. Entre romántico y rockero, Bryan mostró lo mejor de su arsenal: desde clásicos como Please forgive me, Summer of '69, Everything I do, Run to you y Heaven, hasta dos de sus más recientes temas. El toque español llegó con Have you ever really loved a woman, canción que pertenece al Sound Track de Don Juan de Marco y que interpretó en su oportunidad con Paco de Lucía.
Su espontaneidad logró sorprenderme gratamente, pero dos momentos fueron claves: a pocos minutos de haber comenzado el concierto, intentó mediar con los organizadores para que se retirara la valla que separaba el área general de la zona VIP, ya que esta última se encontraba visiblemente vacía y su idea era integrar a la gente. Pese a que sus intentos, que incluyeron el coro “Power to the people”, y su evidente molestia no rindieron frutos, el público agradeció el gesto. El segundo hecho que, definitivamente, pone en evidencia su “don de gente” fue el haber subido a una chica del público -escena que se repitió en varios de los conciertos europeos- para cantar a dúo When You're Gone.
Si bien el concierto estuvo excelente, no se puede dejar de reconocer que el final resultó un poco decepcionante. Luego de que los músicos se retiraran de escena, Bryan se quedó con su guitarra para cantar tres solos y desapareció en medio de una despedida bastante parca. ¿Qué le faltó al concierto para ser perfecto? Sin duda, que sonara When you Love Someone, tema que -como algunos recordarán- Ángel y yo bailamos en nuestra boda…
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