sábado, 11 de octubre de 2008

Una carrera para recordar

La puntual salida de los siete veleros que este año participan en la Volvo Ocean Race puso fin a la gran cantidad de eventos que durante casi un mes se llevaron a cabo en la Volvo Village, un recinto de 40.000 m2 creado por la Generalitat Valenciana para albergar a todos los aficionados locales y foráneos de la Vuelta al Mundo de Vela que este año llega a su décima edición

Definitivamente, no es lo mismo verlo por televisión que estar allí. El puerto de Alicante estaba completamente repleto de gente. Si bien fue difícil encontrar un lugar donde la visibilidad fuese lo suficientemente buena, las eventuales salpicaduras de las olas, los ocurrentes comentarios de algunos españoles y hasta la fortísima brisa marina (entre 25 y 30 nudos para los que saben de eso) pusieron su granito de arena para hacer de esta una experiencia inolvidable.

Poco antes de las dos de la tarde, hora en que estaba pautada la salida, el velero de Telefónica azul ya había llegado a la boya, seguido por los dos de Ericsson, el Green Dragon Team y el Delta Lloyd. La vista era realmente atractiva, pero sin duda faltaba el colorido que le añadió Il Mostro, la vanguardista embarcación del equipo estadounidense Puma, cuyo casco es una réplica de una zapatilla de la conocida marca deportiva.

La salida en manos del Rey Juan Carlos, al que sólo pude ver por televisión, ya que fue imposible para nosotros ingresar a la villa, puso fin a esas tres semanas de eventos que desfilaron por el puerto alicantino. Algunos estaban relacionados directamente con la carrera, entre ellos un simulador de una corta aventura en velero en medio de una tormenta y un domo, donde un video de 10 minutos permitía conocer los pormenores de la justa y todos los peligros que implica; pero la mayoría no tenía nada que ver: monólogos de reconocidos humoristas locales –a los que nunca tuve oportunidad de escuchar-, un globo de aire caliente desde el cual se veía la bahía –al que sólo pude ver desde tierra, y varios conciertos, entre ellos el de Bryan Adams, que sí disfrute increíblemente, pues nos habíamos quedado con las ganas cuando fue a Caracas, y aquí pudimos verlo desde muy cerca y por tan solo 40 euros.




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